"El diente de Alejandro" cuento infantil Sana Sanita Lorena Neira Fernández

El diente de Alejandro

Había una vez un niño que se llamaba Alejandro. Alejandro era súper activo, divertido y comilón.
Tan comilón, tan comilón que cada media hora decía:
-Mamááááá, ¡quiero algo!
Su mamá respondía:
-Alejandro pero si acabas de comer, ¡haz una pausita, que te va a doler la barriguita! Tengo una idea mejor, ¡vamos al parque!
Y allá que se fueron, cogieron la gorra, la crema de sol, una botellita de agua y, claro, algo de comer. De camino al parque se cruzaron con perritos, carritos de bebé, alguna abeja voladora que casi le pica y muchos ciclistas.
Y entonces a Alejandro con el paseo le entró hambre:
-Mamááááá, ¡quiero algo!
-Vale, venga, cómete la manzanita que te he traído y luego a jugar, que están ahí tus amiguitos del cole.
Se comió la manzana, fresquita y siguió:
-Mamáááá, ¡quiero algo!
Alejandro comió su bocadillo y también unas uvas pasas. Ya con la barriguita llena empezó a jugar por el parque. Corre que te corre por aquí, escapa que te escapa por allá y entonces, de repente, vio en el suelo una cosita y pensó:
Mmmmm, parece fruta y a mí me queda un huequecito en mi barriguita, mamá siempre me dice que las cosas del suelo no se cogen pero, ¡quiero algo! Asíque… ¡¡¡Ñam!!!
Y le dio un bocado.
¡Ay qué mala suerte! ¡No era comida! ¡Era una piedra!
-Aaaaaaaaaaaaaaa -Alejandro empezó a chillar de dolor, había mordido una piedra y uno de sus dientes se había caído, todo roto.
-¡Oh no, Alejandro! -dijo su madre. -¿Qué te has metido en la boca?
-Uaaaaa, uaaaaa- lloraba desconsoladamente Alejandro, que ese día aprendió la lección de su vida. Hay que comer poquito a poco, hacer pausitas para que no nos duela la barriga. Y además, y lo más importante, no se cogen las cosas del suelo y mucho menos se meten en la boca.

Y colorín colorado, espero que ese diente pueda ser arreglado…

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