¿No me digas que todavía no conoces a los Pérez?
Los Pérez eran una familia de ratoncitos muy trabajadora. Papá Pérez siempre preparaba deliciosos bocadillos de queso. Mamá Pérez siempre traía el mejor queso a casa. Y los pequeños ratoncitos siempre correteaban por su casita y jugaban a esconderse y al pilla-pilla.
Vivían en una madriguera pequeñita, pequeñita pero con muchas cosas. Sillones, sofás, sillitas, mesas,
camitas para todos, muchos juguetes… y claro, ¡estaban un poco apretados porque con tanta cosa y en un lugar tan pequeño… !
Un día Mamá Pérez se enfadó muchísimo, porque el más pequeño de todos los ratones Pérez salió a esconderse un poco lejos de su casita y casi lo caza un gato hambriento, por un pelo de su bigote no le
cogió y se lo zampó. ¡Qué disgusto tenía Mamá Pérez!
-¡Hijito, cuántas veces te he dicho que no salgas de la madriguera porque es muy peligroso! Allá fuera viven gatos y a los gatos les encanta cazar ratones como nosotros. ¡Te merendaría!
-Es que mamita, aquí casi no hay espacio para escondernos y jugar. Yo solo quería divertirme…
-¡Pues tendrás que divertirte más cuidado, jovencito! -respondió Mamá Pérez todavía alterada.
Desde ese día, los hermanitos decidieron que tenían que cambiar algo en sus vidas, decidieron entonces, construir un castillo enorme, donde poder vivir cómodamente, lejos de gatos y de lugares peligrosos. Claro, que para eso necesitarían… ¡ladrillos!
Más bien, ladrillitos, para un castillo grande grande pero del tamaño de los ratoncitos. ¡Al pequeño Pérez se le ocurrió una idea brillante! A los niños pequeños se les caen los dientes cuando se hacen mayores y los dientes bien cuidados y bien cepillados son fuertes y duros, ¡¡de una súper calidad! ¿Qué mejor material para construir un castillo fuerte para su familia?
Por eso, cada noche, cuando los gatos dormían, salían en busca de los ladrillitos blancos y brillantes. Eso sí, la misión no era tan fácil. Si los niños les vieran, podrían asustarse, o .. o como son tan pequeñitos, podrían aplastarlos sin darse cuenta mientras duermen… por eso hicieron un trato con las mamis y los papis. Si el niño o niña al que se le cae el diente ha sido súper responsable y tiene los dientes bien limpitos y fuertes porque se los ha cepillado cada día, entonces, los Pérez lo recogerían de debajo de su almohada y a cambio le dejarían una sorpresita.
¡Y eso es lo que ocurre, asíque asegúrate de que ayudas al ratoncito Pérez y sus hermanitos a construir un precioso castillo, no olvides cepillarte bien los dientes cada día y si se te cae uno, déjaselo debajo de tu almohada y shhhh …duerme…!