Daniela estaba merendando y su mamá le recordaba:
-¡Siéntate bien, que si estás torcida en la silla luego te dolerá la espalda!
-¡Ay, mamá! ¡Siempre repitiéndome lo mismo! -protestaba Daniela mientras corregía su postura en la silla sin estar muy convencida de lo que hacía o por qué.
Más tarde, Álvaro jugaba con sus libros tumbado en cama antes de dormir y al pasar, mamá dijo:
-¡Álvaro, recuerda que todavía tienes que lavarte los dientes!
-¡Ay, mamá! ¡Siempre repitiéndome lo mismo! -protestaba Álvaro pensando que ya se había lavado los dientes ayer, antes de ayer y el día anterior, ¡qué manía con lavarse tanto los dientes!
Fue a la habitación de su hermana y le dijo:
-Oye, Daniela, ¿tú también estás cansada de que mami esté todo el día diciéndonos lo mismo?
Que si los dientes, que si siéntate bien, que si las manos limpias antes de comer, que te pongas la chaqueta que te vas a poner malito, que no te subas ahí que te vas a caer, ¡madre mía!
-Es verdad. Seguro que si tuviéramos otra mamá no sería tan pesada- sentenció ella.
Aquella noche se fueron a dormir pensando en esa conversación y los dos soñaron algo muy extraño y diferente:
Se levantaban por la mañana y nadie les metía prisa, subían las escaleras y entraban en la cocina pero allí no había fruta en el desayuno: había galletas, chocolate, dulces y helado y entonces aparecía la otra mamá y les animaba:
-¡Comed, comed! ¡Qué los dulces están súper ricos!
Ellos comían todo lo que podían pero al rato, ¡qué dolor de barriga!
Por un segundo, Álvaro pensaba en lavarse los dientes pero como la otra mamá no le decía nada pues pensó: ¡hoy no me los lavo! Pero al rato… ¡qué dolor de muela!
Daniela creaba diseños de moda en un papel de colores en su escritorio, estaba mal sentada pero la otra mamá pasó por allí y no le dijo nada. Pero al rato… ¡qué dolor de espalda!
A la vuelta del cole sabían que tenían que hacer los deberes pero como la otra mamá no les dijo que se sentaran, se pusieron a jugar y ¡se les olvidó!
Al final de la semana tenían los dientes súper sucios, dolor de barriga, dolor de espalda, las uña largas, el pelo enredado, los deberes sin hacer, la profe furiosa, la habitación desordenada, echaban de menos a su mami y… ¡menos mal que todo era un sueño porque justo en ese momento se despertaron y fueron corriendo a abrazar a su mamá, que sorprendida, cortaba fruta en la cocina sin saber qué pasaba!
Y colorín, colorado: ¡escucha a mamá y con lo que deseas ten cuidado!
