los abrazos cuento infantil

Los abrazos que me gustan y los que no

A Pablo le gustan muchos los abracitos de su mamá, siempre que se despierta corre a su cama y mamá lo recoge y lo envuelve en su brazos. Dice Pablito que los abrazos de mamá son calentitos, suaves y con olor a fresa.
A Pablo también le gustan los abrazos de papá especialmente cuando se cae y le duele algo.
Papi siempre lo levanta del suelo y le da un abrazo fuerte y enorme, con olor a limones frescos.
A Pablo le gusta mucho pasar tiempo con su hermano Javier aunque a veces se pelean por los juguetes y se provocan el uno al otro hasta que mamá interviene y pone paz de nuevo. A pesar de las discusiones, cuando ven la tele lo hacen abrazados y tumbados en el sofá. Son abrazos suaves, ligeros y con olor a palomitas.
-Los abrazos son muy sanos y gustan a casi casi todo el mundo. Incluso los animalitos se abrazan- explicó mamá.
-¿Cómo se abraza un elefante mami?- dijo curioso Pablito.
-¡Muy fácil! ¡Con la trompa! Envuelven sus trompas y se sienten mucho más tranquilos.
Y los gatitos se acurrucan abrazándose y frotando sus lenguas. Los pajaritos mueven sus cabecitas de un lado a otro lado rozándola con la de otro pajarito. Los osos dan abrazos graaaandes como los de papá…
-¿Y los erizos mami, cómo hacen para abrazarse con todos esos pinchos? -decía Pablo.
-Dímelo tú, Pablito, ¿tú cómo crees que se puede abrazar un erizo? -preguntaba mamá al pequeño.
Y así hablaban de las muestras de cariño, de los abrazos, los besos, de cómo nos sentimos.
Con el tiempo Pablo se ha dado cuenta de que los abrazos son la mejor manera de hacer que sus amiguitos dejen de llorar cuando les pasa algo o están malitos. Se ha dado cuenta de que cuando está cansado y quiere dormir el abrazo también es un lugar maravilloso para cerrar los ojos, respirar profundamente y empezar el viaje de los sueños.
Pero Pablo también aprendió una cosa súper importante que le dijo su mami y que nunca olvidará. Pablo sabe que cuando alguien nos da un abrazo y no huele a casa, a vainilla, a fresa, a amor… Sino que es un abrazo que da demasiado calor, nos hace sentir incómodos o no nos deja movernos y el olor es desagradable, desconocido y raro, entonces hay que decir “¡no!” Y decírselo a mamá o a papá, porque con ellos se puede hablar de todos los abrazos del mundo, de los de las personas y de los de los osos. Y porque los abrazos nunca son ni deben ser obligatorios. Ni los abrazos, ni los besos… Sino que debe ser algo que nos haga sentir bien y tranquilos. Como los de mamá, los de papá, los de Javi…
Y colorín colorado, solo si tú quieres puedes ser abrazado.

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