El cuento de Lolo

Probablemente no conozcas a Lolo… realmente se llama Manolo pero desde que era muy
pequeñito su mami le llamaba Lolo y así le quedó. Pues bien, Lolo era un poco travieso.
Te cuento:
Cada día Lolo se levantaba por la mañana y lo primerito que hacía era tirarle del pelo a su
hermana pequeña. ¡Lolo eso no se hace!
En consecuencia, su hermanita ya no quería jugar con él y cuando se despertaba antes,
escapaba y corría a cama de su mami.
Cuando Lolo llegaba al cole, empujaba a sus amiguitos o les quitaba los juguetes. ¡Ay Lolo, eso
no se hace! La mayoría de sus compañeros ya no querían jugar con él porque siempre les hacía
llorar. En consecuencia, Lolo se quedaba solo en el cole también.
Cuando Lolo por la tarde iba a clase de natación tampoco se portaba bien, salpicaba a sus
amigos y no escuchaba a la profesora. Entonces un día saltó al agua sin que la profesora le diera
instrucciones y… ¡casi se ahoga! ¡Lolo eso no se hace! En consecuencia, la profe estaba muy
triste y enfadada con Lolo.
En casa con mami y papi no era mucho mejor, Lolo no escuchaba y hacía siempre lo que quería.
Jugaba y dejaba todos sus juguetes por el suelo sin recoger. Entonces papi caminando por casa
pisó un juguete y se hizo una pupa en el pie. ¡Madre mía, Lolo, eso no se hace!
Cuando Lolo vio que todos estaban tristes y que realmente no tenía con quién jugar, se quedó
pensando en su camita:
Si no tengo con quién jugar voy a aburrirme
Si la profe se enfada conmigo no voy a aprender a nadar
Si papi tiene una pupita en el pie no va a poder hacer carreras conmigo
Si no cuido mis juguetes se romperán y no voy a tener otros
Vale, vale, no puedo estar todo el día portándome mal esto no hace que nadie se sienta bien. Yo
también me siento triste y solo… mejor voy a pedir perdón a mi hermanita, a mis amiguitos, a
papi…
Y eso hizo. Pidió perdón y entendió que los amigos están para quererles y cuidarles. La familia
también. Y que es mucho mejor cuando todos sonríen y estamos felices que cuando alguien está
triste y enfadado.
Nunca más me portaré mal.

Y así fue como Lolo se convirtió en el niño más bueno de la clase, de casa y de todo. Y fue feliz,
feliz feliz el resto de su vida.

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