Mi abuela no es una abuela cualquiera. Es una superabuela. ¿Y seguro que te preguntarás por qué? ¿Qué poderes puede tener una abuela?
Bien, déjame primero que te cuente cómo es ella. Mi abuela tiene las manitos muy suaves, porque siempre les pone cremita antes de dormir. Se pone el pijama, se lava los dientes, abre el bote de crema y con unas gotitas nada más, hace un masajito de manos que mmmmm, ¡huele genial! Ese olor se mezcla con el de su perfume, que huele como a vainilla, dulce y rico.
Mi abuelita no es muy alta pero tiene el tamaño ideal para cogerme en brazos y acurrucarme cuando me caigo y me hago daño. Sus abrazos son largos y apretosos y adornados con ese aroma tan de ella.
Cuando corremos, la abuela siempre se queda atrás, al no ser muy alta, sus piernas no son las más largas ni ella la más rápida pero se ríe a carcajadas y hace que yo no pueda correr más, sino que me paro a reír y así ella me pasa siempre y gana las carreras. ¡Es muy lista!
La abuela es muy risueña, sonríe siempre y sobre todo cuanto me cuenta algún cuento o historieta de su infancia, siempre empieza con: -¿Sabías que cuando yo era pequeña, bueno, más pequeña que ahora…?-. ¡Como si ahora fuese pequeña! Siempre me dice que ella tiene 4 o 5 años más que yo pero yo creo que un poquito más.
Mi abuela tiene el pelo corto y siempre se peina mucho y se pone colorete, es muy presumidita y claro, también me peina a mí los rizos, sobre todo después de ir a la playa, para que no se me hagan nudos. Me coge mechón a mechón y lo cepilla con toda delicadeza. Dice que tengo el pelo más bonito del mundo y como me lo dice tanto, tanto, yo también creo que es verdad.
Me encanta cuando me recoge del cole, me espera en la puerta y no dice “hola” ni “qué tal”, no, ella solo abre los brazos y sonríe. Como salgo tan cansadita de jugar todo el día con mis amigos, realmente eso es lo que más me gusta, que me abrace sin más. De hecho en ese abrazo siento que descanso y recargo energía.
Y retomo, ¿por qué mi abuela es mágica si en realidad parece una abuela como la que todos tenemos? Pues, porque mi abuela hace magia de muchas formas y muchos momentos diferentes.
Por ejemplo:
¿Que estoy cansada? Sin decírselo ella ya lo sabe (no sé cómo) pero me coge en brazos y me canta una canción hasta que, por arte de magia, me quedo relajada y dormidita…
¿Que estoy enferma? Pues no me da jarabe ni cosas de esas que no me gustan nada, no. Ella coge miel, limón, hierba Luisa y algunas cosas más y me hace unas bebidas mágicas como si fuese una brujita y pudiese hacer un hechizo en el caldero. Bueno, en realidad me lo hace en una tacita. En mi favorita, que también me alegra el humor cuando estoy malita.
¿Que tengo hambre? La abuela con sus pucheros hace una sopa increíble, berenjena frita, ¡mi favorita! Y un arroz con leche… ¡para chuparse los dedos! ¿Y sabes qué? Que por arte de magia hace que me crezca la barriga, los huesos, el pelo…
¿Que estoy triste? Mi abuela con sus deditos mágicos hace que me ría hasta que me duela la barriga, son cosquillas de humor y de amor.
Porque mi abuela es mágica, es única, es mía.
¡Y colorín colorado, de mi abuela he hablado!