SANA SANITA

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soy diferente cuento Sana Sanita

Soy diferente

En la Selva Amazónica viven un montón de animales, claro, ¡al ser tan grande! Es súper grande, de hecho, puedes visitarla en diferentes países, como Ecuador, Colombia, Brasil o Perú, por ejemplo.
La historia de hoy tiene a tres a amiguitos que vivían en esa zona, se trata del señor Perezoso, un Caimán Negro llamado Froilán y un Carpincho llamado Pancho.
Perezoso, Froilán y Pancho llevaban unos días muy tristes porque uno de los delfines rosados que viven el Amazonas se reía de ellos. El Delfín rosado era así, rosado, con un rosita claro súper bonito, saltaba y sonreía todo el día y era muy popular entre los amigos, todos querían nadar cerca de él. Y él, por su parte, se sentía mejor que los demás y se reía diciendo:
-¡Jijijijijijiji! ¿Habéis visto mi color? ¡Yo soy rosa! ¡Yo sé saltar! ¡Yo tengo muchos amigos! ¡Yo voy a nadar!
Y los otros tres, el señor Perezoso, el caimán Froilán y el carpincho Pancho, lloraban porque esto les hacía sentir muy tristes.
Perezoso decía:
-¡Aaaaaaah! Es que tengo mucho sueño, no tengo energía para dar esos saltos, duermo entre 15 y 20h al día y todo mi cuerpo funciona despacito.
El caimán Froilán decía:
-Durante el día no me muevo mucho, porque todos me tienen miedo. Al tener tantos dientes, piensan que les voy a comer. Por eso estoy quietecito y no puedo hacer esas piruetas que hace el Delfín.
El carpincho Pancho pensaba para él mismo:
-Pues yo, soy como un ratoncito, estoy en el río quietecito, aunque sé nadar, mi cuerpo no me permite saltar. ¡Qué triste! No voy a hacer tantos amigos como el delfín saltarín.

Pero entonces, cuando se estaba haciendo de noche, a lo lejos, entre los árboles vio corriendo a uno de los gatitos más peligrosos del Amazonas: al jaguar. Que tenía una cara de hambre…
-¡Oh no! -dijo el Caimán desde donde estaba inmóvil- ¡ahí viene el jaguar, tiene mucha hambre!

-¡Escapad! ¡Corred! -avisó el caimán mientras que el delfín saltarín hacía piruetas y no paraba de mostrar lo bonito que es su color y no escuchaba los avisos de los compañeros. Al caimán Froilán, nadie le escuchó, ni el delfín ni todos los animalitos que estaban allí entretenidos viendo el espectáculo del día.
El jaguar se acercaba ahora lentamente, para no hacer ruído, menos mal, porque esto les dio tiempo a los tres amigos a ponerse manos a la obra. Quizás no tenían un color precioso ni
saltaban de una manera tan espectacular, quizás pensaban que no eran especiales, que el Delfín
se reía y ellos no tenían valor ninguno. Que no servían para nada, que realmente eran feos e inútiles pero no, eso era lo que el delfín, con sus palabras ofensivas y sin respeto les había hecho pensar pero todos y cada uno de ellos era especial y único. Cada uno tenía valores y habilidades maravillosas.
El Perezoso tiene unos brazos muy largos, lo que le convierte en un súper nadador. Sin dudarlo, cogió a los animalitos más pequeños y escapó con ellos al otro lado del río, poniéndoles a salvo.
Eso sí, después de eso, se fue a dormir y descansar.
El carpincho no sabía que podía salvar a tantos monos, cuando ellos están cansados de nadar se suben a su espalda y él los transporta, igual que los pajaritos que están cansados de volar, nada como una espalda peludita para relajarse un ratito. ¡Qué bueno que el carpincho está siempre cerca y dispuesto!
Y el Caimán negro, por su color, puede moverse como nadie durante la noche y aprovechando que estaba oscureciendo y nadie lo podía ver, fue el más valiente y se acercó lentamente hacia el lugar donde estaba a punto de aparecer el jaguar.
Y cuando estaba cerquísima y a punto de atacar a otros animalitos para cenarlos:
-¡Búúúúúú! – el caimán negro salió del agua de imprevisto y le dio un susto de muerte al jaguar, que, asustado, escapó selva adentro sin mirar hacia atrás!
Sanos y salvos, los animalitos observaban la escena desde el otro del río o desde el agua y entonces el delfín, todavía sorprendido dijo:
-¡Wow, amigos! Con tanto baile no me había dado cuenta de que se acercaba el peligro.
Perdonadme, siempre me estoy riendo de vosotros porque sois diferentes a mí y no sabía que el ser diferente no significa ser peor ni mejor. Cada uno tiene cosas súper importantes y necesarias.
Y la verdad es que no hay nada más sano y bonito que ser un equipo.
Todos se fundieron en un abrazo y esa noche nuestros tres amigos se sintieron tan felices y orgullos de ser como eran. Ahora sabían que nadie les podía hacerles sentir mal porque ellos también tenían muchas cosas buenas, como cada persona y cada amiguito nuestro. Valora a quienes están contigo, quiere y respeta a tus amigos y compañeros. Vive feliz y tranquilo en tu pequeña selva.
¡Y colorín colorado, nuestros amigos están salvados!

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